En cuanto al abordaje de las adicciones, si bien la desintoxicación de la sustancia, es decir, la superación de la dependencia física, es un proceso relativamente corto, la llamada deshabituación, es decir, la eliminación de la dependencia psicológica y social, requiere más recursos y tiempos.
A pesar de que no existen dos adicciones iguales, hay ciertos parámetros comunes a los tratamientos , puesto que los mecanismos para inhibir la conducta adictiva responden más a la relación del organismo con la sustancia que al tipo de sustancia de abuso en concreto.
Esto nos permite definir unos parámetros de tiempo habituales que por supuesto se adaptan a cada caso particular.
En nuestro Programa Intensivo de Tratamiento de Adicciones apostamos por un tratamiento interdisciplinar, en el que médico y psicólogo trabajan de manera coordinada para resolver las diversas etapas del tratamiento, haciendo un seguimiento personalizado del paciente.
En nuestro planteamiento, las distintas fases del tratamiento se abordan de la siguiente manera.
La desintoxicación, un primer paso relativamente rápido
Tras una evaluación completa del paciente, la primera fase del tratamiento se concentra en la retirada de la sustancia adictiva, que suele resolverse en dos semanas.
Aunque puede alargarse según las necesidades de cada paciente, en general es un proceso relativamente rápido que representa el primer paso para superar la adicción.
La deshabituación, una carrera de fondo
Una vez superada la dependencia física, se procede a la deshabituación, en la que existen dos etapas claramente diferenciadas.
La fase intensiva. Tiene una duración aproximada de 4 semanas, en la que se realizan 16 sesiones grupales a razón de 4 por semana.
Estas sesiones están estructuradas a modo de seminarios, en los que se trabaja sobre distintos aspectos relacionados con la adicción.
La fase de mantenimiento. Se inicia al final de la fase intensiva, y tiene una duración aproximada de 24 meses. Durante esta fase, se realizan sesiones de terapia grupal una vez por semana, en las cuales el paciente trabaja los cambios propuestos durante la fase intensiva así como las posibles dificultades que se le planteen.
Esta última fase es la que más peso tiene en el proceso de deshabituación, ya que lo primordial en el tratamiento de las adicciones es el mantenimiento de la abstinencia.
En ella la persona aprenderá a enfrentarse a situaciones de riesgo, a manejar el llamado craving o ansiedad por consumir la sustancia y a introducir cambios en su estilo de vida que ayuden a consolidar el cambio.
En resumen, siguiendo los parámetros estándar, podemos establecer que superar una adicción requiere dos meses de un tratamiento intenso, que es recomendable complementar con un seguimiento posterior para consolidar los hábitos aprendidos, y recuperar por completo una vida satisfactoria alejada del consumo.