El Plan de 24 Horas ¿Por qué sólo por hoy

El Plan de 24 Horas ¿Por qué sólo por hoy?

En nuestros días de bebedores se nos presentaban frecuentemente épocas tan malas que jurabamos, «nunca mas». Hacíamos promesas por términos tan largos como un año, o le prometiamos a alguien que no volvermamos a tocar el licor durante tres semanas, o tres meses. Y por supuesto, ensayamos la abstinencia y contención completas durante diversos periodos de tiempo.

 

Eramos absolutamente sinceros cuando expresabamos estas declaraciones con firmeza y convicción. Con todo nuestro corazón deseabamos no sentirnos borrachos otra vez. Teniamos la determinación absoluta y jurabamos no volver a beber, pretendiendo alejarnos del alcohol durante un tiempo sumamente largo, hasta un futuro indefinido.

Con todo, a pesar de nuestras buenas intenciones, el resultado era casi inevitablemente el mismo. Eventualmente se desvanecia el recuerdo de los votos y los juramentos y todo el sufrimiento que los habia ocasionado. Volviamos a beber y nos encontrabamos de repente envueltos en situaciones muy dificultosas. Nuestra época de abstención, ese «nunca jamas», había sido un tiempo demasiado corto.

Algunos de quienes hicimos ese tipo de promesas, manteniamos una reserva privada: Nos deciamos a nosotros mismos que la promesa de no beber se aplicaba unicamente al «trago fuerte», y no a la cerveza o el vino. En esa forma llegamos a aprender, si es que no lo sabiamos ya, que la cerveza y el vino también podían emborracharnos, y lo único que teniamos que hacer era beber en mayor cantidad para obtener los mismos efectos que nos producían los licores destilados. Tanto daño nos hacían la cerveza o el vino como el que nos causaba el trago fuerte.

Es verdad que otros de nosotros lograron abandonar completamente el alcohol y mantener sus promesas exactamente hasta la fecha que habían fijado como límite. Luego, la sequía cedía el paso a una gran inundación de bebida y se encontraban nuevamente en dificultades, pero, en esta ocasión, con la carga adicional de una nueva sensación de culpa y remordimiento.

Con tales batallas en nuestro pasado, nosotros los A.A. tratamos de evitar las expresiones «completamente abstemios» y «hacer juramentos». Nos recuerdan todos nuestros fracasos.
Aunque comprendemos muy bien que el alcoholismo es una condición permanente e irreversible, nuestra experiencia nos ha enseñado a no hacer promesas a largo plazo respecto a permanecer abstemios. Sabemos que es mas realista y mas exitoso el decir simplemente, «Solo por hoy, no voy a beber».

Aun si bebimos ayer, podemos decidir no beber el día de hoy. Puede ser que mañana volvamos a beber. ¿Quién sabe si estaremos vivos? Pero durante estas 24 horas, decidimos no beber. No importa cual sea la tentación o provocación, tenemos la determinación de llegar a cualquier extremo que sea necesario para evitar el beber hoy.

Si el deseo de beber es realmente fuerte, muchos de nosotros dividimos las 24 horas en partes mas pequeñas.

Nuestros amigos y familiares se sienten muy recelosos al escucharnos las promesas de que, «En esta ocasisn realmente voy a cumplir», porque saben que tarde o temprano vamos a llegar nuevamente borrachos a casa. Por esa razón no les prometemos dejar la bebida. Cada uno de nosotros se hace la promesa a sí mismo. Son nuestra salud y nuestra vida las que se encuentran en peligro. Somos nosotros, no nuestros familiares o amigos, quienes tenemos la obligación de dar los pasos necesarios para recuperarnos.

Podemos soportar la tensión temporal de no beber durante solo una hora; entonces, cuando esa hora pasa nos prometemos resistir otra hora mas, y así sucesivamente. Muchos de nosotros empezamos nuestra recuperación en esta forma. De hecho, cada recuperación del alcoholismo ha comenzado con una hora de abstención.

Una versión de este sistema es posponer simplemente la (próxima) bebida.
La próxima copa podría obtenerse posteriormente, pero en este instante, la posponemos por lo menos durante el presente día o momento, digamos por el resto de este capítulo.

El plan de 24 horas, o Sólo por hoy es muy flexible.

Podemos iniciarlo de nuevo en cualquier momento, y dondequiera que estemos. En el hogar, en el trabajo, en un bar o en una pieza de hospital, a las cuatro de la tarde o a las tres de la mañana, podemos decidir no tomar una copa durante las próximas 24 horas, o cinco minutos.

Si se renueva constantemente, este plan evita la debilidad intrínseca en métodos tales como hacer promesas o juramentos de abstención. Un periodo de continencia y una promesa pueden eventualmente tener algún éxito, tal como se planea, y por consiguiente nos sentiremos libres para beber de nuevo. Pero el día de hoy siempre esta a nuestro alcance. La vida es cotidiana; el día de hoy es todo lo que tenemos; y cualquier persona puede permanecer un día sin beber.

Primero que todo, tratemos de vivir en el presente para permanecer sobrios. Esto funciona maravillosamente. Una vez que la idea se ha convertido en parte vital de nuestra manera de pensar, vemos que la vida en segmentos de 24 horas es también una forma efectiva y satisfactoria de manejar muchos otros asuntos.