Tratamiento Multidisciplinario de las Adicciones.
La entrevista motivacional es una aproximación destinada a facilitar compromiso y deseo en los pacientes con el fin de que obtengan la voluntad de realizar un cambio. La entrevista motivacional está basada en conceptos y estrategias de “counselling” centrado en el paciente que constan de distintos enfoques terapéuticos; desde el enfoque cognitivo conductual, sistémico y en la psicología social de la persuasión.
Esta a su vez se basa teóricamente en dos grandes áreas: de forma prioritaria en el constructo de la «ambivalencia» y en el conflicto entre la indulgencia y la restricción, conflicto que surge claramente en las conductas adictivas (Oxford, 1985). Se utiliza como una intervención terapéutica que consta de cinco principios principales-los cuales plantean el principal objetivo en el fomento de cambio natural o genuino-:
- Expresar una empatía.
El primer principio de la EM corresponde a la responsabilidad del terapeuta en cuanto a generar un ambiente de aceptación. Propiciar el espacio terapéutico a través de la actitud del terapeuta, el cual lejos de ser pasivo, deberá de evocar un espacio en el que el paciente no se sienta de alguna forma en un “equipo” contrario; sino en un espacio reflexivo en el que ambos terapeuta y paciente tengan los mismos objetivos. Generar opciones propositivas para la disminución o erradicación de conductas problemáticas.
- Crear una discrepancia.
- Evitar la discusión.
Este principio en particular es de suma importancia en la entrevista motivacional, ya que a menudo los terapeutas tienden a confundir la entrevista motivacional con una práctica confrontantiva con el fin de aclarar la ambivalencia que a menudo presentan los pacientes en esta fase; sin embargo uno de los principios generales es precisamente evitar la discusión de ideas, por el contrario, en la fase de EM no es confrontativa; su objetivo sería aumentar la concienciación de los problemas y la necesidad de hacer algo con ellos. Miller, R., W., Rollnick, S. (1999). A menudo si el paciente no se encuentra preparado o convencido de su problema, el crear una discusión aumentará las posibilidades de que el paciente reaccione de manera negativa y con frecuencia atienden la situación reforzando aquellas creencias de que el consumo no es tan relevante a las consecuencias experimentadas, aun ambivalentes.
- Darle un giro a la resistencia.
- Fomentar la autoeficacia.
El fomento de la autoeficacia es crucial para que el paciente genere una autonomía en su estilo de vida; siendo este un factor de protección importante para la toma de decisiones. Este principio corresponde precisamente la creencia que tiene una persona sobre su habilidad para llevar a cabo con éxito una tarea específica. La autoeficacia es un elemento clave en la motivación para el cambio (Bandura, 1977; 1982; Rogers y Newborn, 1976) y un buen predictor de los resultados de los tratamientos de las conductas adictivas (Condiotte y Lichtenstein, 1981; DiClemente, 1981; DiClemente, Prochaska y Gilbertini, 1985; Godding y Glasgow, 1985; Solomon y Annis, 1990; Wilkinson y LeBreton, 1986).
Generar la autoeficacia es crear la responsabilidad en el paciente para que este pueda tomar acción de sus decisiones, inclusive si estas no concuerdan a sus objetivos o creencias evocadoras.
La motivación vista desde la entrevista motivacional como técnica de intervención, refiere a aquella pauta de disponibilidad o deseo de cambiar que puede manifestarse en diversos momentos en la vida cotidiana del ser humano; esto quiere decir que no precisamente se trata de un rasgo de personalidad o condición constante, es por ello que se puntualiza la importancia de promover la disponibilidad del paciente a realizar cambios específicos a través de la motivación. Es un estado interno influenciado por múltiples factores externos.
Principalmente en la entrevista motivacional se toma como referencia el cambio, basado en las etapas descritas por James Prochaska y Cario DiClemente (1982). Estos investigadores han intentado comprender cómo y por qué cambian las personas, ya sea por sí mismas o a partir de la ayuda de un terapeuta. Hacen referencia a seis momentos o etapas para la realización de un cambio “natural” o actitudinal. La resistencia al cambio refiere entonces a factores que influyen a que una persona pase a otra fase en el proceso de cambiar. Por ejemplo, una de las principales resistencias al cambio –en una primera fase- es la falta de conciencia de la enfermedad o el verdadero problema; esto condice a que el paciente tenga menos instrumentos o delimitaciones para motivarse al cambio. Otra de las resistencias al cambio puede manifestarse como ambivalencia, la cual interfiere en el juicio de análisis de ventajas y desventajas o bien, un juicio parcial entre conducirse a la motivación del cambio o continuar con los hábitos actuales.
En el tratamiento de adicciones, cuando un paciente ingresa o recibe información orientada a la ayuda, comúnmente nos enfrentamos con la “ambivalencia”. La ambivalencia es un estado de la mente en el que una persona tiene sentimientos conflictivos simultáneos sobre algo. Los terapeutas que tratan las conductas adictivas malinterpretan a menudo este conflicto como un problema de personalidad. Miller, R., W., Rollnick, S. (1999).
La ambivalencia corresponde a ese conflicto en el que la persona se siente de dos formas distintas con respecto a alguien o a algo en tanto que la persona que busca ayuda manifiesta-generalmente en las primeras sesiones- en donde se sabe tener un problema; sin embargo no se es consciente de ello, pues a menudo sobresalen juicios racionales en los que se minimiza dicha conducta o condición. “En lo que respecta a las conductas adictivas, este tipo de conflicto juega sin duda alguna un papel central (Orford, 1985)”.
Por ejemplo: “Creo que mi consumo de cocaína me está trayendo problemas en el trabajo”. (A su vez) “Creo que no tengo un problema grave con la cocaína puesto que la controlo, incluso, nunca he dejado de trabajar y soy totalmente funcional”.
Algunas de las técnicas y características de intervención que debe llevar a cabo el terapeuta en adicciones- capacitado para intervenir de forma motivacional- son las siguientes:
- La escucha reflexiva.
La escucha reflexiva habla de la actitud del terapeuta frente al discurso del paciente. Consiste en ser receptivo y no confrontativo o demandante con la necesidad de cambio inmediato. Aquí el terapeuta está alerta a identificar pensamientos disfuncionales, mecanismos de defensa frente al consumo o la necesidad de cambio, patrones o rituales de consumo y sobre todo de la ambivalencia y preocupaciones del paciente. Es solo a través de la escucha reflexiva que el paciente podrá generar preguntas abiertas asertivas que propicien el apoyo y la clarificación de ambivalencia.
La escucha reflexiva se desarrolla a través de práctica y concientización de la importancia.
- El balance decisional.
El balance decisional consiste en la intervención reflexiva en conjunta (paciente y terapeuta) en la que se le pide al paciente inclusive que enumere ventajas y desventajas de una situación en específico asociada con su consumo. De tal forma que se pueda trabajar de forma receptiva y no punitiva los cambios necesarios, asociados al consumo. El balance decisional es útil principalmente por tres razones específicas: los pacientes se sienten cómodos expresando las cosas que consideran aún como una ventaja, el paciente tiene la oportunidad de aclarar aquellos aspectos de ambivalencia y por último, se refuerza al paciente la responsabilidad a través del fomento de una actitud autónoma; ya que este es su propio juez al aterrizar las ventajas y desventajas de su consumo.
- Las preguntas evocadoras.
Las preguntas evocadoras son preguntas abiertas y reflexivas las cuales nos brindan la posibilidad de que el paciente se conteste a sí mismo a través de respuestas afirmativas y no meramente literales en donde –en el caso del tratamiento de las drogodependencias- refuerce sus creencias distorsionadas a través de respuestas afirmativas o centralizadas. El objetivo general es que el paciente asuma la responsabilidad de la parte del conflicto que representa la intención de «cambiar el problema». Los resúmenes periódicos de las afirmaciones auto motivadoras del paciente serán útiles cuando el proceso siga su curso. R., W., Rollnick, S. (1999).
Ahora bien, un buen manejo de lo anterior traerá consigo la motivación al cambio, pudiendo entonces proceder a la segunda fase de intervención motivacional en la entrevista.
La segunda fase de la entrevista motivacional consiste en fortalecer el compromiso al cambio. Este es un momento en el que el paciente está listo para cambiar; sin embargo no ha asumido firmemente su decisión es por ello que se debe de promover el compromiso a manera de que el paciente tome responsabilidad de este momento crucial y decisivo de su proceso de cambio.
Dentro de esta fase, algunos indicadores que confirman que el paciente efectivamente se encuentra en este proceso son:
- Disminución de la resistencia.
- Disminución de preguntas sobre el problema.
- Resolución, lo cual implica que el paciente se encuentra con mayor tranquilidad y receptividad.
- Afirmaciones auto motivadoras. Aquí el paciente se encuentra decisivo en la necesidad y actitud de cambio.
- Aumento de las preguntas sobre el cambio.
- Imaginando
- Experimentación
Por parte del terapeuta existe la necesidad de generar preguntas clave, ya que esta segunda fase está mayormente orientada a un cambio concreto. Cabe mencionar que en la segunda fase, el tiempo no es relevante para la realización de dichas preguntas evocadoras dado a que en cada paciente las condiciones para el proceso de cambio varían considerablemente.
Se debe así mismo generar alternativas o consejos que permitan al paciente clarificar sus objetivos y delimitarles metas específicas. Por otro lado esta segunda fase tiene como resultado –de llevarse a cabo de manera óptima- el generar el compromiso en el paciente para la concretización de cambios.
Es preciso conocer cuáles son algunas de las implicaciones inminentes en específicamente en las intervenciones de un tratamiento multidisciplinario en Adicciones y conductas adictivas. El equipo interventor deberá estar capacitado para su abordaje inicial; intencionado esto en lograr una aproximación a un buen manejo del programa seleccionado por el paciente o la familia.
Referencias Bibliográficas:
Miller, R., W., Rollnick, S. (1999). La entrevista motivacional. PAIDÓS.
Autor: Lic. en Psic. Thania Denisse Beltrán