¿Sabías que a nivel internacional, el consumo de drogas opioides se ha convertido en una amenaza para la salud? De acuerdo al Informe Mundial de Drogas publicado en junio de 2020 por la UNODC (Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito), las muertes por opiáceos y trastorno por consumo de opioides representan el 76% de las ocasionadas por las drogas en general.
Tan solo en México, la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco (ENCODAT) realizada en más de 60,000 hogares, registró un aumento en el consumo de marihuana y cocaína en la población mayor de 15 años.
Pero, ¿qué son exactamente los opioides?
En pocas palabras, son sustancias químicas naturales o sintéticas (fabricadas en laboratorios para imitar las propiedades de los opioides naturales) que interactúan con los receptores de opioides en las células nerviosas del cuerpo y el cerebro y reducen la sensación de dolor.
De hecho, son una clase de medicamentos que incluyen analgésicos recetados, pero también sustancias sintéticas como la heroína. Los analgésicos recetados incluyen oxicodona, hidrocodona, codeína, morfina y otros. Los opioides sintéticos incluyen fentanilo, metadona, petidina, tramadol y carfentanil.
En realidad, los opioides recetados están destinados a ser utilizados para tratar el dolor agudo (como la recuperación de una lesión o después de una cirugía), el dolor crónico, el tratamiento del cáncer en fase activa y los cuidados paliativos al final de la vida.
Sin embargo, muchas personas no logran dejar de usarlas aún cuando su condición ha mejorado ya que provocan un estado general de calma, euforia, relajación, entre otros.
¡Pero cuidado! Los efectos secundarios pueden ser realmente graves.
Los opioides reducen la percepción del dolor, pero también pueden causar somnolencia, confusión mental, euforia, náuseas y estreñimiento.
En dosis altas, incluso pueden deprimir la respiración causando la muerte.
¿Y qué tan peligrosos son? Bueno, tan sólo te diremos que el fentanilo es 50 veces más potente que la heroína y 100 veces más potente que la morfina.
Esta sustancia se ha fabricado ilegalmente en forma de píldoras falsificadas o mezclada con heroína, marihuana o cocaína.
Por otro lado, se estima que el carfentanil, un análogo de fentanilo extremadamente potente, es 10,000 veces más potente que la morfina.
¿Cómo saber si una persona padece trastorno por consumo de opioides?
El trastorno por consumo de opioides es un trastorno crónico de por vida, con graves consecuencias potenciales que incluyen discapacidad, recaídas y muerte.
De hecho, el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales describe el trastorno por uso de opioides como un patrón de abuso de sustancia que genera problemas o angustia, con al menos dos de los siguientes síntomas:
- Pasar mucho tiempo obteniendo o usando el opioide o recuperándose de sus efectos.
- Deseo o urgencia de consumir opioides
- Problemas para cumplir con las obligaciones en el trabajo, la escuela o el hogar.
- Uso continuo de opioides a pesar de tener problemas sociales o interpersonales recurrentes.
- Abandono de actividades.
- Uso de opioides en situaciones físicamente peligrosas.
- Uso continuado de opioides a pesar de un problema físico o psicológico continuo que probablemente haya sido causado o empeorado por los opioides.
- Tolerancia (es decir, necesidad de aumentar las cantidades o disminuir el efecto con el uso continuo de la misma cantidad).
- Experimentar abstinencia.
Si bien el trastorno por uso de opioides es similar a otros trastornos por uso de sustancias en muchos aspectos, tiene varias características únicas. Por ejemplo:
- Los opioides pueden provocar dependencia física en poco tiempo, tan solo de 4 a 8 semanas.
- En los consumidores crónicos, la interrupción abrupta del uso de opioides provoca síntomas graves, que incluyen dolor generalizado, escalofríos, calambres, diarrea, pupilas dilatadas, inquietud, ansiedad, náuseas, vómitos, insomnio y antojos muy intensos. Debido a que estos síntomas son graves, crea una motivación significativa para seguir usando opioides para prevenir la abstinencia.
- Al igual que con otras adicciones, tanto los factores genéticos como los ambientales contribuyen al riesgo de trastorno por consumo de opioides. El acceso a los opioides recetados y a la heroína ha contribuido a la actual epidemia de opioides.
- Se estima que entre el 3% y el 19%de las personas que toman analgésicos recetados desarrollan una adicción a ellos.
- Alrededor del 45% de las personas que consumen heroína comenzaron con una adicción a los opioides recetados.
¿Se puede tratar?
Es posible que se necesiten diferentes niveles de tratamiento para cada individuo o en diferentes momentos: asesoramiento ambulatorio, tratamiento ambulatorio intensivo, tratamiento hospitalario o comunidades terapéuticas a largo plazo.
Pero en general, el trastorno por consumo de opioides requiere atención continua para que sea eficaz e incluye varios pasos, como por ejemplo:
- Diagnóstico personalizado y planificación del tratamiento adaptados al individuo y la familia.
- Manejo a largo plazo: la adicción es una afección crónica con el potencial de recuperación y recurrencia. La atención ambulatoria a largo plazo es importante.
- Acceso a medicamentos aprobados por la FDA.
- Intervenciones conductuales efectivas realizadas por profesionales capacitados.
- Atención coordinada para adicciones y otras afecciones.
- Servicios de apoyo para la recuperación, como grupos de ayuda mutua.
- Hospitalización para evitar una sobredosis.
¿Qué hacer si sospechas que un ser querido padece trastorno por consumo de opioides?
¡Pide ayuda! En situaciones así, actuar con rapidez es clave para evitar que dicho trastorno se vuelva crónico y el paciente tenga mayores probabilidades de retomar sus vida con el menor número de daños colaterales.
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